Francisca

Pierdo...
pierdo tus letras, que cobijan mi nombre con exactitud y en un coro de voces sobre puestas se acoplan en una sola voz. Asi, tal cual, como nuestros cuerpos en alguna noche de pelicula adolescente, como tus manos que cobijaron mi cuerpo con exactitud. Fuimos seres perfectos, en perfecta absorción, acoplamos en instantes, conjugamos en presente, sí, mi tocaya, fuimos una sola voz.
Pero todo en esta vida se pierde, y es como si tus besos se transformaran en mariposas libres por el aire de Santiago. Que suerte la de aquellas ramas que logran rozar el rojo de tu boca. Tienes sabor a melón, nunca te lo dije, pero sí, tienes sabor a melón, y yo lo comprobé. Hoy te quedas sola, te quedas libre y dispuesto amar y creeme qe daría lo que fuese por conservarte entre mis manos, pero estan llenas de trizas, de confusiones y tienen claramente una nueva opción. Puede que mañana me equivoque, tal como lo hice ayer. No se enmendar los errores y que más da, tampoco quiero hacerlo. No entiendo el sentido de escribirte, pues no te pido que volvamos a ser exactos en las porciones de nuestras almas. Pero me gusta pensar en lo que pasó aquella vez. Tengo algo de mazoquismo en la sangre, o quizas es la ternura que me obliga a ver tu foto cada noche antes de irme a dormir. Juro que no he dicho frente a tus ojos ninguna y absoluta mentira. Es imposible para mi mentirte, es imposible para mi olvidarte. Pero debo hacerlo, por sanidad mental. Pensar en ti es perjudicial para la salud, asi es que mejor, dejémoslo hasta aquí. Caso cerrado. No hay nada más que discutir.

P.D: Estoy segura, segurisima, que soy yo, la única, que todo esto, aún no lo puede entender...